jueves, 17 de febrero de 2011

Un catorce en un lunes


No había preparado nada, pensando que todavía el tiempo estaba a mi favor. Normalmente los lunes despierto tarde, los domingos nunca dejan de ser pequeños o rápidos.

La alarma me despertó a las 7am. en un escándalo. Me puse el primer buso medio decente a la vista, y fui en busca de las dichosas flores. A esa hora la única oferta posible está en el cementerio. Así como yo, pucha, había la de hombres (al igual que yo) despeinados, legañosos, pidiendo a gritos algunas flores posibles. Mi fortuna estaba asegurada, pues no iba en busca de rosas. En la espera, pasaron por mi delante arreglos florales sobresalientes, y pensé que mi pedido no era el más extraordinario pero sí seria el más grato.

Cuando la vendedora alcanzó a oír mi pedido, estaba contento, y revisaba en mi billetera buscando el dinero. La cacera casi al instante me dijo, No tenemos casero, pero tenemos rosas, ¿No gusta llevar?, a lo que me negué. Sin preocupación alguna fui en busca de mis flores, habían varios locales por recorrer.

Cada negativa, me generaba una nueva esperanza. mis posibilidades no habías terminado. Tranquilamente bebía algo que se ofrecía de manera ambulante, y le pregunté al muchacho sobre quién podría tener las flores que buscaba, a lo que el joven soltó una sonrisa, diciendo, ¿Eso busca? pues no hay florería que no tenga un ramo de margaritas en sus baldes.

Tranquilo seguí preguntando y recibiendo negativas. Todas me ofrecían rosas, pero no era lo que buscaba.

¿Pero porqué las rosas, acaso no hay gusto en la variedad? iba pensando.

No sentí algo de estupor, cuando terminé recorrer los cerca de 30 locales y ninguno tenía las malditas margaritas. Pasada esa sensación de vacío, parecido o igual cuando te lanzas de un avión, en el momento de la caída libre. Luego alguien te da aviso, y sueltas el paracaídas. Es ahí cuando todo se te viene encima, todo el temor que no tenías se te agolpa en ti meciéndote.

Y ahora qué compro, y no tenía opciones. Compré sin más lo que había, el arreglo quedó bonito, y lo mandé en radiotaxi a su destino. Que joda con las florerías, ya no ofrecen variedad.

Tengo que decir que lo recibieron y el arreglo generó algunas lágrimas de felicidad. Después de todo las rosas nunca hacen quedar mal, aún para ser un catorce en un lunes.

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