sábado, 2 de mayo de 2020

Los amores

LOS AMORES

Los amores ¿Qué es el amor? ¿Se han preguntado?, quizá sí en el momento de debilidad, escuchando una balada que nos mueve, y en esto que sin razón aparente me viene a la mente una línea de la canción de Los Iracundos «sentado frente al mar», cuando yo vivo 50 km de la playa; claro ese estribillo, ese momento ya no es un sentir iracundo es nostalgia. Pregunta al aire, ¿O sí? Cuando uno se pone así en el ser o no ser, o que, si te dejó porque eres un ‘mámas’ porque no paras de ir comparando todo con lo que tu mamá, o simplemente porque la mala suerte (dedo meñique arriba) eres pequeñín. No interesa, la cuestión relevante es el ‘qué’… no para qué, sino simplemente el qué. Pero hagamos recuento de historia básica, Zeus se enamoró de Era (hermana), y no sabemos cuál eran las normas culturales por los obvio, eso García Márquez lo señaló con la fatal sentencia de la cola de puerco. En fin, la porcosidad se hizo cultura, más tarde que temprano, ahí vemos Sócrates, a Lucio Aurelio Cómodo (el que mató a Máximos, en Gladiador), mucho luego a Sade, y antes de él a Góngora aunque su porcosidad se debía a que gustaba del lujo y no dignificaba los hábitos eclesiásticos, pero ni modo. Entre los modernos a García Lorca, Versace, Hefner, Flynt, en fin también Vargas LLosa para no sentirnos excluidos en esa élite que dieron vida y razón a la porcosidad. Puercos. Pero acaso ¿Ahí hay amor? No, pero como señalaría el diccionario cuando no se puede puntualizar el concepto a aun definición, entonces usamos el «dícese…». Entonces ahí nos vemos confundiendo todo, y las ideas vagas que asociamos al amor son peores, ahí le metemos altruísmo, empatía, y así en ese sentido de placebo individual consolidamos un ideal, y en esa ausencia o frustración inconsciente vamos comprando el Chesu, leyendo a Coelho y antes de él a Ingenieros y antes que a él, estamos ahí frente al espejo diciéndonos «hoy sí» y luego no, porque nuestra esencia de urbanidad nos ha puesto en un recuadro de ajedrez dónde solo podemos hacer algún movimiento si estamos listos para ser ‘inmolados’ porque somos el peón (no sueñes, peón), y ese ‘amor’ cándido está direccionado al alfil, no a la reina (la reina es su padre que puede hacer cualquier movimiento para aniquilarte), y en cambio ella va por las diagonales haciendo como que no mira, pero lo hace, y uno cae en el juego, pero ¿Qué es el amor?, no sé, pero se parece o es como la fe, uno solo cree. Pero más sabemos de desamor, eso sí tiene por unanimidad una definición.

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